Le Penseur: sueño, pienso, creo.

Hoy toca una de arte. Quizás la has visto en directo cuando has visitado el Museo Rodin en París, me refiero a la original, o bien habrás admirado alguna de las múltiples copias que rondan por todo el mundo: en el cementerio Laeken de Bruselas, en los museos nacionales de Kyoto o Tokyo, en la plaza del congreso de Buenos Aires, o en la Universidad de Columbia de Nueva York. Puede ser que no hayas admirado la original, ni tan siquiera alguna de las copias, pero sí tengas conocimiento de ella, de la famosa escultura. 

Sea cual sea el caso, Le Penseur o El Pensador de Rodin (1840-1917) es una de sus esculturas más célebres, junto a otras como El Beso o Los Burgueses de Calais, ambas de 1889. La que nos concierne ahora es de 1903, de bronce, 180 cm de alto, 98 cm de ancho y 145 cm de profundidad. 

Primero, se creó para decorar el tímpano de la Puerta del Infierno. Entonces se titulaba El poeta. Representaba a Dante, autor de la Divina Comedia, que inspiró justamente la puerta, junto a otras obras como Las flores del mal de Baudelaire y la Metamorfosis de Ovidio. El poeta figura inclinado hacia delante, como observando los círculos del Infierno, meditando sobre su propia obra. Es representado como un hombre torturado, pero a la vez libre, decidido a trascender su sufrimiento mediante la poesía. 

Le Penseur se separó del conjunto monumental (la Puerta) a partir de 1888, convirtiéndose en obra autónoma. En 1904 fue ampliada, tomó una dimensión monumental que incrementó aún más su popularidad. El Pensador parece ser un hombre inmerso en sus reflexiones, pero a la vez su cuerpo sugiere una gran capacidad de acción. 

Como siempre os digo, antes de aventurarme a analizar una obra de arte, de interpretaciones hay muchísimas. Esta vez he decidido recoger afirmaciones del propio escultor y comentarlas, para aproximarme a su gran obra. 

A continuación, citas del artista entrecomilladas y reflexiones mías propias, justo después. Espero con este post, poder entender un poco más, tanto la obra como al autor. Ya sabéis que, frecuentemente me centro en las emociones, en este caso las de Auguste Rodin.

«Lo que hace que mi pensador piense, es que piensa no sólo con el cerebro, las cejas fruncidas, las aletas de la nariz distendidas y los labios apretados, sino también con cada músculo de los brazos, la espalda y las piernas, con los puños cerrados y los dedos de los pies encogidos».

Eso es lo primero que llamó mi atención al admirar la obra: los músculos y la tensión que me transmitía toda su anatomía. Es decir, a priori el título me hacía pensar en alguien relajado, porque yo cuando pienso estoy tranquila, reflexiva, en mi momento de paz, en definitiva. Pero miro El Pensador y me hace pensar, valga la redundancia en alguien que está cociendo algo en su mente, y ese algo está en ebullición, es algo que lo atormenta, o por lo menos, no le da paz ni equilibrio.


«Cuando empiezo una figura miro primero la parte anterior, la posterior y los dos perfiles laterales, el derecho y el izquierdo, en otras palabras, considero sus contornos desde cuatro ángulos diferentes. Después, con el barro determino a grandes rasgos la disposición de la figura […] A continuación hago los perfiles que se ven desde un ángulo de tres cuartos. Después, girando a la par el barro y el modelo vivo, los comparo y voy perfeccionando la obra […] Luego giro mi asiento y la plataforma sobre la que se halla mi modelo hasta lograr un nuevo perfil. Después vuelvo a hacer lo mismo, y esto me lleva, progresivamente, a realizar un circuito completo del cuerpo. Entonces empiezo de nuevo, condensando y perfeccionando cada vez más los distintos perfiles. Y dado que el cuerpo humano posee un número infinito de perfiles, yo hago todos los que puedo o considero conveniente».

Parece, después de leer estas instrucciones tan detalladas, que cualquiera sería capaz de hacer lo que hacía Rodin con sus manos, pero nada más lejos de la realidad. Tener en cuenta todos los perfiles, todas las caras, todos los ángulos. ¡Qué genio! Para ser lo más fiel a la realidad, para transmitirnos de una manera precisa aquello que él siente y piensa. ¿Quién tiene en cuenta todas las caras o perfiles de alguien? Supuestamente, cuando conoces a alguien durante un tiempo piensas que ya lo sabes todo, pero casi nunca es así. Nunca, bajo mi parecer llegamos a conocer en profundidad a una persona, aunque estuviéramos toda una vida con ella. 

«Figuraos las formas como si apuntaran hacia vosotros. Toda vida surge de un centro, luego germina y se expande de adentro hacia afuera. Del mismo modo, en toda bella escultura, se adivina siempre una potente impulsión interior».

Esto me ha recordado a la manera de pintar una mandala para relajarte de un modo  idóneo, que yo siempre me he planteado lo contrario, ¿por qué no puedo pintar de afuera a adentro? Pienso que así es como si encontrara mi paz, profundizando en mi interior. Pero, ciertamente una flor por ejemplo, al florecer es de adentro hacia fuera. El Pensador también. Parece como si sus músculos fueran a salir de la figura.

«El verdadero artista expresa siempre lo que piensa, aún a riesgo de hacer tambalear todos los prejuicios establecidos».

Esta es una de las afirmaciones que más me gusta de la vida de un artista, de su obra y cómo la expresa, con total libertad, superando prejuicios y etiquetas. El arte es liberación en estado puro.

«Siempre he tratado de expresar los sentimientos internos a través de la tensión muscular...»

¡Brutal! Yo que no sé ni dibujar una persona, más allá del dibujo esquemático o con palitos… Modelar los músculos, lo han hecho muchos escultores a lo largo de la historia, pero expresar sentimientos y emociones a través de ellos, muy pocos han sabido hacerlo bien. Rodin es uno de ellos.

«Todo es bello para el artista, puesto que en todo ser y en toda cosa, su penetrante mirada descubre el carácter, es decir la verdad interior que se encuentra bajo la forma. Y esta verdad, es la belleza misma...»

Incapaz de comentar. Está todo dicho.

«Lo más importante es emocionarse, amar, esperar, temblar, vivir».

Este es mi lema de vida, y la tarjeta de identificación del blog que leéis.


¿Por qué el título del post?

«Le penseur: sueño, pienso, creo».


El título de la obra evidencia el pensar, pero hay para mí un previo y un post, soñar y crear, respectivamente. Yo sueño, pero de sueños no se vive. Persigo ese sueño hasta que lo consigo. Pero antes de conseguirlo, lo pienso bien, elaboro bien el proceso para llegar a él, y luego, eso que empezó siendo un sueño, se va creando, se va haciendo realidad poco a poco, aún con obstáculos. 

Pero no se crea solo. Lo creo yo. Es mi esfuerzo, mis ganas, mi empeño, mi perseverancia. Todo ello es imprescindible. No es la suerte, ni la mala suerte, ni el destino, ni el resto de la gente, ni los enchufes, ni nada que no dependa directamente de mí. 

Por otro lado, pensar la vida, no sólo vivirla, más en los tiempos que corren, lo veo vital, valga la redundancia de nuevo. Dedica unos minutos a pensar al día. Al fin y al cabo, es invertir tiempo para tu felicidad.

Comentarios

  1. No sé si era Miguel Ángel el que decía "yo sólo me limito a quitar el mármol que le sobra a la figura" o algo así.

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  2. Verdaderos genios. Esta escultura concretamente me recordó casualmente al David de Miguel Ángel, en cuanto al realismo de las venas... muchísimas gracias por comentar! Bienvenido Vicente!

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  3. Bravo Silvia! Un post estupendo, he disfrutado mucho con su lectura. Que arte!
    Un abrazo :)

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    1. En serio Bibiana??!!! No sabes cuánto me alegra, ya que no suelen ser entradas que llegue a todo el mundo, me alegra un montón de verdad. Muchas gracias por estar ahí! Un abrazo!

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